Aunque no existe en España una legislación específica en torno a la contaminación odorífera (por olores), en el trámite de algún tipo de licencia de actividad empieza a aparecer este nuevo concepto.
En Addient, como Entidad Ambiental de Control (EAC), determinar el nivel de olor a la hora de emprender un negocio es un factor ambiental que analizamos, debido fundamentalmente, a que cada día son más numerosas las quejas relacionadas con los malos olores, especialmente en ciudades o zonas con una alta densidad de población.
La licencia de actividad ante este problema
En el caso de los olores, pocas herramientas existen en este momento para acotar este problema ya desde la propia concepción del proyecto de licencia de actividad. Así como en el caso del ruido disponemos de instrumentos legales para defendernos de él, por el contrario de los olores, a fecha de hoy, no se ha desarrollado ninguna legislación general para atajar el problema.
Por tanto, con la aprobación del nuevas leyes autonómicas en Catalunya y Andalucía contra la contaminación odorífera, poca más legislación nos encontraremos. Sólo en algunos ayuntamientos, principalmente en la comunidad de Catalunya, presentan algunas ordenanzas que han fijado o limitado umbrales de olor.
Otra manera de abordar el problema puede pasar por la autoimposición de determinados límites a las emisiones de olores para actividades específicas, especialmente aquellas que de una forma tradicional presentan historiales de quejas y denuncias por la generación de malos olores.
Detección y tratamiento de los malos olores
El crecimiento de las últimas décadas de los núcleos urbanos ha hecho que las zonas residenciales se hayan acercado considerablemente a polígonos industriales y a ciertas instalaciones generadoras de malos olores, como es el caso de estaciones de tratamiento de aguas residuales.
Los malos olores, por si solos no suelen ser el origen directo de enfermedades, aunque la exposición intensa y prolongada a éstos puede tener consecuencias negativas para la salud.
De todos modos, por tratarse de una problemática relativamente reciente, se está trabajando concienzudamente en el desarrollo de métodos de detección y tratamiento.
En la actualidad los métodos de detección más utilizados es la olfatometría dinámica realizada por especialistas (catadores de olores) o por inmisión de olor.
Por otro lado, los métodos de tratamiento han ido evolucionando en los últimos años, siendo las tecnologías físico-químicas, a base de filtros químicos, o las más novedosas tecnologías biológicas de biofiltros las que en este momento más se utilizan.
Mucho trabajo tienen por delante los legisladores de cara a acotar este problema, pero que a buen seguro servirá para que desde una simple licencia de actividad se pueda dar una solución eficaz a un problema social en claro aumento.